viernes, 3 de octubre de 2014

No abres la puerta

Te introduces algo de plastilina en las orejas y continúas tu labor humanitaria hacia la literatura española. Esta novela. Esta novela que es como la Medusa, no puedes mirarla o te convertirás en piedra. Esta novela va a salvar al país. Personajes llenos de vida, diálogos chispeantes, descripciones que conmueven el corazón y la vejiga. Qué dominio del lenguaje. Supones, claro, que no estás prestando atención a lo que escribes, por si acaso. Pero no importa, tú eres un genio, siempre lo has sabido, desde pequeñito (una vez te lo dijo un profesor, aunque no recuerdas si estaba siendo sarcástico). Estabas destinado a escribir esta novela, que marcará un antes y un después; eres el rey Arturo y esta novela es Excalibur. 
Vuelan astillas de madera a tu alrededor, lo que te parece raro en esta época del año. Te giras y ves que los bomberos han derribado la puerta, seguramente alertados por la persona que antes llamó al timbre y no obtuvo respuesta. Detrás de los bomberos está tu casero, que te reclama el pago de los últimos tres meses de alquiler, además del importe de la puerta. 


FIN

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