viernes, 3 de octubre de 2014

Contestas el teléfono

Es tu madre, que se queja con amargura de que nunca la llamas.
 —Lo siento mucho, mamá —dices—. Es que estoy muy ocupado últimamente. La novela, ¿sabes?
—¿Todavía sigues con esa tontería de ser escritor? Nos preocupas, hijo. A veces pensamos que te has metido en una secta. 
—Nada de eso, ya quisiera yo pertenecer a alguna de las sectas literarias importantes, pero no aceptan nuevos miembros. 
—¿Cuándo vas a buscar un trabajo de verdad? Mira a tu hermano, que es un abogado de éxito. 
—Mi hermano defiende a criminales, mamá. 
—Lo que quieras, pero es un trabajo serio y respetable. 


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